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Así protege Cruz Roja del calor a las personas sin hogar en el albergue de Torrejón de Ardoz

Los episodios de calor prolongado representan un peligro creciente para toda la población. Entrañan numerosos riesgos para la salud (golpes de calor, deshidratación severa, insomnio y fatiga crónica…) y afectan, muy especialmente, a los colectivos más vulnerables, que no cuentan con refugios adecuados o recursos suficientes en estas adversas circunstancias. Uno de los colectivos que más sufre esta situación es el de personas sin hogar, a las que les resulta especialmente difícil enfrentarse a las altas temperaturas en la calle, sin cobijo.

Cruz Roja ya ha intensificado sus esfuerzos para ayudar a estas personas y mitigar los efectos del calor extremo, que el pasado mes de mayo dejó cerca de 36 grados en varias regiones de la península. A través de sus Unidades de Emergencia Social (UES), la organización distribuye agua, alimentos y proporciona información sobre cómo protegerse del calor, además de ofrecer acceso a centros de día donde las personas pueden refugiarse y recibir atención básica, como el albergue para personas sin hogar de Torrejón de Ardoz.

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Más que un lugar donde dormir

El sinhogarismo es un fenómeno que afecta a miles de personas. Según datos recientes, más de 37.000 personas viven en situación de calle y están expuestas a condiciones de extrema vulnerabilidad. Ante la subida de las temperaturas, muchas personas en esta situación buscan un refugio y el albergue de Torrejón de Ardoz, gestionado por Cruz Roja Corredor Sur, se erige como un recurso clave para ayudar a quienes más lo necesitan en este complejo contexto. 

“El aumento de las temperaturas afecta de manera significativa a las personas sin hogar que atendemos. Los días de calor extremo las condiciones en la calle son muy duras, aumentando el riesgo de golpes de calor, deshidratación y problemas de salud asociados”, puntualiza Belén Delgado, coordinadora de proyectos de personas sin hogar en Cruz Roja en Madrid. La sensación de “malestar y agotamiento” es más frecuente, por lo que se prevé, además, el crecimiento de la atención sanitaria y el apoyo emocional.

Aunque inicialmente abrió sus puertas como refugio temporal para los meses de invierno, hace ya 15 años, ahora el albergue, gestionado por Cruz Roja en convenio con el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz y la Comunidad de Madrid, funciona los 365 días por las tardes y noches. Pero no se trata solo de un espacio donde dormir y descansar: también representa la oportunidad de empezar de nuevo. 

“La principal peculiaridad es que está abierto durante todo el año”, corrobora Julia Morales, responsable del albergue, que matiza que se disponen de 32 plazas. “No solo trabajamos para cubrir las necesidades básicas de las personas que están aquí, sino que les ayudamos a salir de la situación de sinhogar. Cada persona tiene su propio objetivo e itinerario, pero también de manera grupal haciendo distintas actividades”, agrega. 

De esta manera, cada persona recibe atención integral y un plan de intervención adaptado a su situación personal; una labor que incluye alojamiento y necesidades básicas (un espacio seguro donde descansar con acceso a alimentación, kits de higiene y ropa); acompañamiento social (orientación y apoyo en la gestión de trámites, acceso a prestaciones sociales y restablecimiento de redes familiares); atención sanitaria y psicológica (apoyo médico y psicológico para mejorar la salud física y emocional de las personas atendidas); y formación e inserción laboral (desarrollo de habilidades y conexión con recursos de empleo para facilitar la autonomía). 

En 2024, 104 personas pasaron por el albergue y más del 50% de ellas lograron salir de la situación de sinhogarismo, lo que demuestra que, con el apoyo adecuado, es posible dejar la calle atrás. Por eso, Cruz Roja también está intensificando medidas para proteger a las personas sin hogar todo lo posible: “Garantizamos el correcto funcionamiento y mantenimiento de los aires acondicionados en el albergue para ofrecer un espacio fresco y seguro durante la noche. También reforzamos la distribución de agua y productos hidratantes, y proporcionamos información y recomendaciones para prevenir golpes de calor. Colaboramos con voluntarios para hacer seguimiento de personas que no acceden al albergue (que están en situación de calle) y, en coordinación con servicios sociales y sanitarios”, alega Belén Delgado.

Una tarde en el albergue

Óscar y Julián no tienen mucho en común salvo que ambos se encuentran en situación de sinhogarismo y son usuarios habituales del albergue de Torrejón de Ardoz. El primero reconoce estar “adaptándose bien”, y conociendo a muchas personas. Para él lo principal es conseguir un empleo, aunque no descarta estudiar más adelante e incluso emprender un negocio propio. “Vas a poder llegar; hay que empezar por algo muy pequeñito, pero eso pequeñito se puede conseguir”, le dice Julia con cariño. 

“A Julián siempre le dejamos los picos de pan”, revela, por otro lado, Juan Antonio Mas, uno de los voluntarios. Él es el reflejo de una realidad entre el voluntariado: conocen las necesidades e incluso los gustos de las personas usuarias para hacerles más agradable su estancia allí. Esa empatía se traslada a otras cuestiones, como que preparan la cena y también dejan parte de la comida preparada por si de repente entra alguna persona por la noche. 

Sentir que te cuidan puede parecer un gesto sin importancia, pero está cargado de significado. Y es que el acompañamiento social y psicológico es clave para que las personas puedan afrontar estas situaciones “con mayor bienestar”, en palabras de Belén Delgado. Cosas tan sencillas como ayudar en la gestión de las citas médicas, apoyar en la búsqueda de empleo o vivienda, u ofrecer talleres marcan la diferencia y arrojan luz, incluso cuando todo parece oscuro.

Encontrarse en situación de calle no es fácil, menos todavía con las agobiantes temperaturas en el horizonte de futuro más próximo, pero con apoyo, confianza y recursos todo es un poco más sencillo. Cada día es una oportunidad para recomponer una vida, para seguir adelante. 

*Reportaje de Cruz Roja


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