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Confianza Solidaria: una red de ayuda y apoyo a los más vulnerables en Torrejón de Ardoz

En un pequeño local de la calle Virgen del Pilar, número 9, cada semana se teje una red silenciosa de solidaridad. Allí opera Confianza Solidaria, una asociación vinculada al Banco de Alimentos de Madrid que lleva años ofreciendo ayuda directa a familias vulnerables del municipio. Lo hacen sin distinciones, sin banderas ni etiquetas, y con un único motor: el compromiso.

“Lo hacemos primeramente con todo cariño, conscientes de que solo podemos abarcar un poco para toda la necesidad que existe”, explica Abraham Lozada, miembro de la Junta Directiva y voluntario desde hace una década. Lozada representa la voz de un equipo formado por una docena de personas que recoge alimentos, organiza repartos, gestiona donaciones y mantiene en pie una estructura que va mucho más allá de la asistencia alimentaria.

Un compromiso con rostro humano

Confianza Solidaria está inscrita en la Comunidad de Madrid y autorizada para acometer proyectos dentro de su territorio, pero desde sus inicios se ha centrado en Torrejón de Ardoz. “Fuimos acogidos tanto por las autoridades municipales como por los ciudadanos como si fuéramos de toda la vida”, relata Lozada. Esa acogida inicial ha sido el motor que les permite seguir adelante, incluso en situaciones complejas.

El reparto periódico de alimentos es su actividad principal. Pero, cuando ocurren crisis excepcionales como guerras o catástrofes naturales, el equipo se organiza para recolectar medicinas, productos de higiene, ropa y lo que haga falta. “Nos arremangamos y aportamos un poco”, resume Lozada.

La Navidad también es una fecha señalada para la organización. Cada año recogen juguetes -nuevos o de segunda mano- para entregarlos a los niños que lo necesitan. “Nos compensa su carita de felicidad”, confiesa.

Una ayuda sin etiquetas

Confianza Solidaria trabaja con familias derivadas por los servicios sociales del municipio, aunque también han atendido casos puntuales de otras localidades como Parla o Vallecas. “No miramos ni origen, ni credo, ni ideología. Solo con venir y cumplir lo que exige el Banco de Alimentos de Madrid, se les da la ayuda posible”, afirma Lozada.

A lo largo del tiempo han observado que el perfil de las familias atendidas varía: a veces son inmigrantes, otras veces españolas o europeas. Pero para ellos, lo importante es la necesidad, no el pasaporte.

Voluntariado: entre la entrega y el desafío

La organización se sostiene gracias al trabajo constante de 12 personas que asumen tareas muy diversas: recoger alimentos en el muelle del Banco de Alimentos, recoger productos no vendidos en supermercados, gestionar el local o vender libros donados para recaudar fondos.

El Mercadillo de Libros tiene doble cometido:recaudar dinero para cubrir esos gastos y promover la lectura. «Queremos enseñar a la juventud que la mejor manera de resolver nuestros problemas es sumando todos. Un 70% de nuestros voluntarios son gente joven con ganas», señala.

“Ser voluntario requiere algo más que el tiempo y esfuerzo físico, requiere compromiso”, advierte Lozada. Lamenta que muchas personas lleguen con buena intención, pero no mantengan la constancia necesaria: “Gestionar el recurso humano es desgastante”.

Confianza Solidaria ha marcado un antes y un después en la vida de muchas personas en Torrejón. Su labor se hizo especialmente visible durante la pandemia. “Recuerdo esas filas que daban la vuelta a toda la calle, mientras las ambulancias sacaban personas del portal de al lado”, rememora Lozada.

En plena incertidumbre sanitaria, el equipo se mantuvo activo, repartiendo alimentos con las máximas precauciones, aunque emocionalmente “fue muy fuerte”.

Retos y obstáculos

La labor solidaria no está exenta de dificultades. A menudo enfrentan problemas económicos, incomprensión de algunas personas que los confunden con empleados públicos, e incluso situaciones de violencia. “Hemos sido amenazados con navaja en mano, y hasta multados por defender a una voluntaria agredida”, lamenta Lozada. A pesar de ello, siguen adelante.

El sustento económico de la organización proviene de tres fuentes: las cuotas mensuales que aportan sus propios voluntarios, las subvenciones municipales -que cubren parte de los gastos- y la venta de libros donados por la ciudadanía. “Parece mentira que para ayudar haya que pagar tantos impuestos, pero así es”, ironiza.

Una causa abierta a todos

Entre las actividades abiertas a la ciudadanía destaca el Mercadillo de Libros, una iniciativa con tres objetivos: recaudar fondos, fomentar la lectura y promover la implicación juvenil. “En un 70% nuestros voluntarios son jóvenes con ganas”, señala con orgullo.

La implicación de los vecinos y vecinas de Torrejón también es un pilar esencial. “Nos encanta sabernos valorados. Hay personas que nos compran libros, los donan y vuelven a comprarlos”, cuenta Lozada.

El mensaje final de Abraham Lozada es claro: “Ojalá no hubiese necesidad de nuestra existencia, pero como esto no cambia, deberemos unirnos y luchar”. Anima a quien todavía no colabora con una ONG a dar el paso, sea con Confianza Solidaria o con cualquier otra entidad. “La sociedad unida es quien resuelve las adversidades. No quedarse en casa.”

En tiempos de incertidumbre social y económica, su labor continúa siendo faro y refugio para quienes más lo necesitan. Con compromiso, cariño y mucho esfuerzo, Confianza Solidaria demuestra que ayudar también es una forma de construir comunidad.


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