La Unidad del Dolor del Hospital Universitario de Torrejón, perteneciente a la red pública de la Comunidad de Madrid, ha implantado con éxito el primer neuroestimulador de ganglio central a un paciente con síndrome de dolor regional complejo (SDRC).
La intervención se ha realizado de forma ambulatoria para paliar el dolor neuropático intenso en un paciente con un componente importante grado de hipersensibilización al tacto.
La operación ha consistido en implantar un electrodo que emite una corriente eléctrica sobre una estructura neuronal cercana a la médula espinal, con el objetivo de modular la transmisión del dolor en una zona específica del cuerpo.
Esta intervención permite una mejoría significativa del dolor, con aumento de la capacidad funcional, reducción del consumo de opioides y mejora de la calidad de vida. También favorece un mejor descanso nocturno y una mayor interacción social del paciente.
“La gran ventaja de este sistema es que ofrece alivio del dolor mediante una terapia física, no farmacológica. A diferencia de los tratamientos con medicamentos, que pueden generar dependencia física y psíquica, la neuroestimulación no presenta este tipo de efectos secundarios, siendo una alternativa segura y eficaz”, explica el doctor Javier Manuel del Saz de la Torre, jefe del Servicio de la Unidad del Dolor y encargado de esta intervención.

Le han acompañado en el quirófano el Dr. Agustín Mendiola, la Dra. Elisa Belinchón, el Dr. Daniel Marivela y la Dra. Laura Vázquez, especialistas de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de Torrejón, así como las dos enfermeras de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, Paloma Serrano y María Moreno.
Tras la intervención, que no requiere ingreso hospitalario si no se dan complicaciones en el momento, el paciente deberá acudir a revisiones programadas en la Unidad del Dolor durante los días posteriores para valorar la evolución clínica.

El neuroestimulador de ganglio central está indicado en pacientes con dolor crónico intenso, de características neuropáticas y localización bien definida (como una articulación o una zona específica del tronco). El componente de alodinia, es decir, la hipersensibilidad al tacto, es un criterio importante para su indicación.
Tras su implantación, se espera una mejora significativa de la calidad de vida del paciente, con mayor autonomía, menor consumo de medicación y recuperación de una rutina personal y social más activa.
“Para el Hospital Universitario de Torrejón, integrar esta terapia supone un importante avance, ya que no todos los centros del territorio nacional disponen de esta tecnología. Esta incorporación posiciona al hospital entre los más innovadores del país”, destaca el doctor Javier Manuel del Saz de la Torre.
Este último lidera la Unidad del Dolor del centro torrejonero, la cual está compuesta por un equipo altamente cualificado y realiza una amplia variedad de procedimientos intervencionistas, tanto para el tratamiento del dolor crónico como agudo.
En los casos de mayor complejidad, se cuenta con los medios necesarios y la colaboración de varios especialistas, lo que permite ofrecer tratamientos avanzados y personalizados a los pacientes que lo requieren.