El Museo de la Ciudad de Torrejón de Ardoz ha inaugurado la exposición de un fragmento del acueducto romano descubierto durante los trabajos de urbanización del nuevo barrio de Aldovea, un hallazgo de gran relevancia histórica que permite recuperar parte del legado hidráulico que abasteció a la antigua Complutum, la actual Alcalá de Henares.
La infraestructura, datada entre finales del siglo III y comienzos del siglo IV, ha sido identificada como una de las principales vías de suministro de agua de la ciudad romana. Su recuperación supone, según los responsables del proyecto, un avance en el conocimiento de la organización territorial y económica de la región en época imperial.
El fragmento expuesto, tratado y donado de manera gratuita por la empresa Hercesa, forma parte de una estructura hidráulica que, en su tiempo, fue esencial para el desarrollo y la prosperidad de la zona. La pieza ha sido incorporada a un nuevo espacio museístico impulsado conjuntamente por el Ayuntamiento y la promotora urbanística.

Presentación oficial del hallazgo
En la presentación participaron el alcalde, Alejandro Navarro Prieto; el concejal de Cultura, José Antonio Moreno; el consejero delegado de Hercesa, Juan José Cercadillo; el coordinador de proyectos de la misma empresa, Alejandro Catalán, y el arqueólogo responsable, Ildefonso Ramírez.


Navarro destacó que este nuevo hallazgo “permite mantener vivo un fragmento de la herencia romana de la región y ponerlo al alcance de todos los ciudadanos”, reafirmando, según afirmó, el compromiso institucional con la cultura y la identidad histórica de Torrejón de Ardoz y la Comunidad de Madrid.
Una obra ligada a la expansión agrícola romana
El arqueólogo Ildefonso Ramírez explicó que el acueducto formó parte de un sistema de regadío destinado a abastecer una gran villa romana ubicada en el entorno del Soto de Aldovea, una zona agrícola cercana al río Henares que tuvo un papel destacado en la economía de la provincia Complutense.
Según Ramírez, el acueducto habría abastecido cultivos y explotaciones agrícolas pertenecientes a una gran propiedad rural, probablemente con capacidad económica suficiente para acometer obras de este tipo.

El experto recordó que algunos tramos del acueducto fueron reconocidos ya décadas atrás, cuando aún no existía control arqueológico, por lo que parte del trazado podría estar hoy bajo construcciones realizadas durante el desarrollo urbano del siglo XX.

En las parcelas urbanizadas por Hercesa se identificó un tramo de entre 60 y 70 metros, aunque se estima que la estructura llegó a extenderse varios cientos de metros y que incluso algunos fragmentos podrían conservarse bajo viviendas actuales.
Con su llegada al Museo de la Ciudad, el fragmento del acueducto se convierte en un nuevo recurso cultural que permite a los visitantes “conectar con una parte fundamental de la historia local” y comprender la relevancia de la ingeniería hidráulica romana en el desarrollo de los asentamientos de la región.
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